después, pero vistosamente transformada por las decoraciones, con magníficos arcos triunfales en las cuatro esquinas y el gran tablado levantado en el centro, con sus escaleras, una con frente al Cabildo y otra a la Matriz, flotando en cada esquina del tablado la bandera nacional, la argentina, la brasileña y la inglesa.
[…]En el alto del Cabildo flameaba la bandera oriental, y en sus balcones se veían al general Lavalleja, Gobernador Provisorio, de gran uniforme, sus ministros, los Representantes de la Nación, Jefes del Estado Mayor, miembros del Tribunal de Justicia y porción de personas distinguidas, y un mundo de pueblo contemplando gozoso aquel simpático cuadro, a despecho del frío de la estación, que embromaba.
[…]Terminado el Tedéum en acción de gracias al Todopoderoso, […] en el salón del antiguo Cabildo, a la sazón de la Legislatura, prestan juramento a la Constitución, simultáneamente, los Legisladores, el Gobernador Provisorio y sus Ministros, el Cura Vicario, los Jefes de Tribunales y Oficinas, los Comandantes de Cuerpos y Jefes de Estado Mayor, etc.
En seguida lo prestaron las tropas formadas en la Plaza, y acto continuo tócole el turno al soberano Pueblo, […] forcejeando en el montón, subimos como uno de tantos al Tablado por el lado oeste, y unimos nuestra débil voz a las de tanto ciudadano hecho y derecho, con un sí, juramos, contentos como unas pascuas.
Y terminado el acto del juramento general, tronó el cañón del viejo Fuerte de San José, con una salva de 21 cañonazos, como anuncio al pueblo de que la Constitución de la República había sido solemnemente jurada. Pues señor, que viva por muchos años, como el Arca Sagrada y el Testamento de nuestros mayores, que debemos venerar y cumplir, so pena "que Dios y la Patria nos lo demanden". […]
Fuente: Isidoro de María, “Crónicas de Montevideo Antiguo”.