Evidentemente José Gervasio Artigas nacido en territorio de lo que en aquel tiempo era el Virreinato del Río de la Plata, el 19 de junio de 1764, dejó una profunda huella en el imaginario rioplatense; que digo rioplatense, si he visto monumentos que se extienden desde Buenos Aires, Concepción del Uruguay, Santa Fe y Asunción.

¿Por qué será que ha trascendido el tiempo, y está presente en la conciencia de nuestros pueblos a pesar de su “aparente” derrota?.

“Aparente” digo porque, con el tiempo siempre algún académico encuentra una faceta inexplorada del personaje histórico, o se organizan seminarios para analizar su obra, o se vuelve “mediático” en los debates periodísticos.

Tal vez sea bueno recordar a los jóvenes que muchas veces abandonó lo seguro, por lo incierto y siendo adolescente, prefirió la naturaleza y la vida al aire libre, cuando la ciudad lo ofuscaba.

Contrariamente a lo que los señoritos de la élite hacían, desde muy temprano, convivió con indios y gauchos, considerándolos sus iguales.

Se comprometió con la libertad luchando contra las fuerzas que pretendían separar, disgregar y enfrentar.

Valoró la vida por encima de todo.

Encabezó un movimiento que abarcó a diferentes sectores de la población, poniendo especial cuidado en los desposeídos.

Combinó propuestas políticas y económicas teniendo en cuenta los intereses de la comunidad.

Vislumbró que lo que más se adecuaba a la región era el Sistema Federal teniendo particular cuidado en las autonomías provinciales y pensando en un proyecto político común.

Pensó en la educación, en cómo evitar los autoritarismos y en lo que puede significar la prensa en manos de oportunistas. 

Combatió en varios frentes con su gente, y con ellos conformó nuestra identidad.

Esta disputa sobre su origen, solo engrandecen su figura.

Mag. Mariana Pizzarossa

DIRECTORA